miércoles, 15 de abril de 2015

Querida fangirl...

¡Hola a todos! Hoy traigo un post algo más formal y de opinión. Quizá no tan meditada ni madura como otros blogs que visito (éste, por ejemplo, canelilla fina), pero sí para sentarse, tomarse un té (o
una caña, yo lo digo porque lo del té es más formal...) y meditar.


Ésta tarde, tras acabar un chibi para un sorteo de mi página de facebook me he puesto a descansar viendo los videos que tenía por ver en mi bandeja de Youtube. Hace tiempo que cambié la televisión por Youtube, como mucha gente, y mi programación no la mido en "a qué hora echan tal programa", sino "a qué hora sube fulanito su videoblog". Por daros una idea, mis canales van desde ElRubiusOMG o LuzuVlogs (me gustan ¡me río! ¿Qué más necesito?) hasta Metalovisión o Nuclear Blast pasando por AbiPower, JPelirrojo, RushSmith, Anshin Doyle (lolita) Melo, Koala Rabioso (muy recomendable ésa chica), Razi o MPrin (que se dedica a jugar a Los Sims, juego del que soy fan). Soy muy consumidora de Youtube, sí. Y és por esto por lo que he ido viendo, poco a poco, desde 2012, cómo ése mundo se ha ido hinchando cada vez más y se ha vuelto una locura. Desde el millón (y van otros diez mil) de seguidores de ElRubius, el comienzo de Septiembre13 o la moda por sacar libros.
Lo he visto hincharse, siendo yo un granito de arena de todo ese fenómeno, y lo he visto, sencillamente, enloquecer.
Como iba diciendo, ésta tarde estaba viendo mi lista de videos pendientes cuando he visto un nuevo videoblog de YellowMellowMG (Melo) sobre su reciente visita a Argentina, para un evento que se había organizado allá con Youtubers internacionales. Comentaba que había sido una locura, que había miles de personas en el evento...y fuera. Y los acosaban en las puertas de los hoteles, no les dejaban hacer una pequeña fiesta en la habitación del mismo (teniendo que cambiar de habitación), les perseguían cuando iban en coche por la calle hacia el evento...
Melo, en su video, acababa comentando lo poco que le gustaba y lo poco que entendía el fanatismo. No le entraba en la cabeza y a mi pues no me queda sino darle la razón.



¡Alto ahí! (¿veis? Éste blog no es formal...) No puedo avanzar con el texto si no aclaro algo: Yo soy fangirl ¡si! Me pones a Mr. Tuomas Holopainen o a Mathias Nygard delante y mi lengua y mi voz se van de vacaciones a Maldivas. Obviamente me esforzaría por hablar, por saludar y me esforzaría aún mas por establecer una conversación educada y coherente. Pero entre mi incapacidad implícita para el diálogo y la comunicación cara a cara, y que tendría la lengua enmudecida, me sería muy complicado por no decir imposible. Yo he sido fangirl hasta de grupos que el grueso de la población desconoce. ¡Y no puedo negarlo! Pero por eso mismo he tratado de controlarlo, de pararlo, de ponerme las gafas de personita sensata y mirar con otro prisma mi entorno.
Y ahí encontré los primeros motivos para argumentar mi post.
Leyendo los comentarios en el post del canal de videos diarios de Melo (especialmente sobre dicho evento en Argentina), había una chica que argumentaba que el ser humano era de por sí eufórico, que cuando ves a alguien que admiras es normal ponerse así de loco.
 Y ahí es cuando yo me planto.

Mi ambiente principalmente son las salas de conciertos los viernes o sábados por la noche. Normalmente conciertos donde actúan conocidos o amigos o donde veo a éstos en un concierto de mayores dimensiones (de Alquimia, por ejemplo, un grupazo). Pero hasta éste momento, han pasado casi tres años. A algunos de esos amigos antes los tenía en una nube, igual que esos fans que comento, pero no de forma tan agresiva (cabe destacar que soy retraída y tímida hasta la saciedad) y eso ya es agua pasada. Fue con ellos con los que vi que tan pronto ellos podían bajar de la nube ficticia como lo podría hacer Brad Pitt, Leo Jiménez o ElRubius.
Yo admiro a algunos de esos amigos. Personas muy talentosas, con cuyo arte (sea cual sea) he disfrutado y disfruto y me ha servido de múltiple inspiración. Amigos cuya forma de ver la vida me ha ayudado (y ayuda) o de cuya compañía he disfrutado esperando en el frío de la noche a que pasara un taxi para irme a casa. 
Olvidemos mi entorno. ¿Podríamos cambiar a esos amigos por un youtuber famoso o, incluso, por un músico o actor de gran fama y fortuna? Salvando el margen de que el que goza de gran fama y fortuna no estaría esperando a tu lado un taxi a las tres de la madrugada en una rotonda en la periferia, sería perfectamente posible que fuera Melo o ElRubius quien nos acompañara. ¡No son dioses! ¿Me escucháis? ¡No son dioses!

Lo que acabo de decir es de primaria, pero creo que me explico ¿no? Tal y como ellos no son dioses y podrían invitarte a compartir taxi, tampoco lo son ninguna persona que se dedice al mundo del espectáculo o a las artes (ilustradores, escritores, etecé...). Esto lo lee alguien con dos dedos de frente y lo da por lógico y totalmente asumido. Pero desde luego ése número de personas no son ni de lejos la mayoría de la población.
Al video de Melo vuelvo a remitirme al recordar un segundo comentario de la chica que argumentaba que en casos como aquel era normal ponerse loco. Nosotros, los españoles, tenemos muchas más oportunidades de ver a los vloggers, grabando incluso sus videos diarios. Estamos acostumbrados. Tanto como cualquier persona está acostumbrada a ver a otra de forma casual por la calle. Yo reaccionaría al ver a JPelirrojo o a cualquier youtuber o músico famoso de la misma forma que reaccioné al ver a Alberto Rionda (es reciente y es uno de mis guitarristas favoritos, especialmente después de escuchar Cábala XIII): "Anda, mira, Alberto Rionda, ¡vaya! Voy a acercarme a felicitarle por su concierto y a pedirle, si puede, que me firme el libreto de mi CD". No lloro, ni grito, ni me deshago en lamentos ni chillo como un hámster.
No, querida desconocida. No estamos acostumbrados a verlos. Una chica madrileña fan de ElRubius se lo encuentra por la calle y probablemente gritará (en más de un video él ha comentado que le dan miedo y con razón). Su reacción será exactamente igual tenga el oficio mediático que tenga su admirado. Si te paras a pensar, incluso podrías decir que la reacción de la chica es algo desmesurada tratándose de un chico de 25 años normal. ¿Y entonces? ¿Qué superpoder diferencia a un chico medio noruego medio español (Rubius) de una chica de Barbados (Rihanna) o de un hombre entrado en sus cuarenta de asturias (Rionda, de nuevo)?

Es algo que, ahora en frío (y lo dice quien hasta los 17 fue del extremo de éstas chicas, pero con los alemanes Tokio Hotel) se piensa y es fácil de ver que se trata de una idealización sin sentido. De hecho si nos atenemos al hecho de que solo hacen su trabajo con éxito, tampoco podríamos idealizar a Velázquez, ni a nadie, en definitiva.

Calma...un poco de calma.
No digo con esto que los fanatismos sean algo que necesita de ser eliminado. Existe, ha existido y existirá porque si, somos humanos y en nuestra naturaleza está la euforia. Pero también la capacidad de reflexión y de meditar. Igual que somos eufóricos poseemos capacidad de empatía, de pensar que si a nosotros se nos acercara a la carrera un completo desconocido y se nos quisiera echar al cuello para abrazarnos, lo apartaríamos. Que si un grupo de personas encuentran la dirección de nuestra casa y nos acosa, lo primero que haríamos sería llamar a la policía. Que si cogen una foto tuya atinada que alguien te tomó mientras dabas un concierto y la suben a una página de Facebook que desconoces, sería educado tomártelo con humor o con halago, pero ver a un número elevadísimo de chicas que, por sus comentarios, de tenerte cerca te desgarrarían la ropa ya resulta inquietante por no provocar verdadero estremecimiento.

Querida fangirl, piensa esto. Piensa si tu te quieres dedicar a Youtube, a las artes escénicas y te sucede eso. No te resultará agradable. Quizá durante un tiempo será bonito ver que te reconocen, que te piden fotos, que admiran tu trabajo. Si tu fama sube y te conviertes en alguien mediático como los que ya he nombrado tanto anteriormente, no dejarás de ser humana, no dejarás de ser quien eres ni sentir como sientes. Y te dará miedo.
Yo no lo he vivido en mis propias carnes, no lo he sufrido. No está en mi naturaleza tampoco ser de los que ya he nombrado con anterioridad. Yo soy muy retraída y muy tímida. Pero también puedo entender cómo pueden sentirse ¡a mi me mataría de horror todo eso! ¡Sería incapaz!
Quizá haya alguien que le encante, pero seguramente serán los que menos.

Solo pido eso, pensadlo, meditadlo. No es tan difícil.

Y ya, me despido. Espero que os haya resultado interesante.
¡Que tengáis muy buen resto de semana! ¡Un besote!

No hay comentarios:

Publicar un comentario